27 de Febrero de 2013

Ciertamente el dinero no da la felicidad, sino que permite disponer de periodos de aparente felicidad (que no es lo mismo). Periodos que cada vez tienen una menor duración y que obligan al individuo a comprar y comprar cada vez más y con mayor frecuencia. Eso sí, cuanto más caro, mejor, pues nos permitirá disfrutar de esa felicidad aparente durante más tiempo, ¿no? Al menos esa parece ser la teoría. ¿En qué nos hemos convertido?

Alexander St. James

Diría que deberían asaltarme un torrente de críticas por este abandono tan prolongado de mi sancta sanctorum, pero no he tenido mucho tiempo ni inspiración que digamos (ya saben ustedes que solo plasmo aquellas piezas que consiguen hacerme sufrir el síndrome de Stendhal o que consiguen desnudar mi alma). Primer cuatrimestre finalizado, aparente libertad y nuevo periodo de felicidad. Se avecinan nuevos vientos que juegan con mi pelo. Aprobar este cuatrimestre significará que solo estoy a un paso de conseguir lo que siempre había soñado. Quizás corran buenos tiempos para los soñadores ...

Y mañana será otro día ...