"El fuego en el que ardo ya no me quema la piel. No me hace daño. Ahora
forma parte de mí, de mi piel y de mi sangre. Ahora, yo soy el propio fuego, y si alguien se atreve a tocarme sin mi permiso, será
él quien salga ardiendo. Soy fuego. Soy luz. Soy radiactivo".
El fuego en el que ardo
Y he llorado. Y ya está. Soy un ñoño y un sensiblón de mierda; pero me da igual. Y se me ha dibujado esa sonrisa tonta en la cara al leer esas falsas conversaciones de whatsapp. Y ya está. Y me da igual. Y me lo he terminado en dos días (porque ayer no quise quedarme hasta las tantas). Invertir en cultura lo llaman. ¿Por Madrid? Ah, bueno, bien.
Y mañana será otro día...