9 de Mayo de 2012

Cuentan que cuando Federico García Lorca paseaba por el casco antiguo de La Habana con dirección al puerto donde debía tomar el barco que lo llevaría de vuelta a España, se encontró con que un hombre estaba en medio de una callejuela estrecha. A medida que Lorca se iba acercando a él, el hombre no dio señal de querer apartarse y, cuando llegó más o menos a su altura, este le espetó "No pienso dejar pasar a un maricón", a lo que Lorca respondió "Pues yo sí". Dicho esto, bajó de la acera, rodeó al individuo y siguió caminando hacia el puerto.

Armando López Castro

Tres simples palabras que lo dicen todo, Lorca, ¡qué grande eres! Sin mucho que decir. Ajetreo, trabajos, estudio, etc. Mañana jueves comida con los Filólogos y el viernes Madrid (donde me encantaría estar contigo ...). Te quiero cada día un poco más, si es que es posible llegar a quererte más de lo que te quiero.

Y mañana será otro día ...

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